domingo, 6 de febrero de 2011

Belén Esteban, crisol de los españolitos

Belén Esteban es la princesa sin serlo, la vendedora de verduras sin pimientos, la madrileña de San Blas, una radical sensible, arengadora de la mala educación, la juglar sin versos ni instrumentos. Sin embargo, la música de sus  labios tiene más poder que la flauta de aquel señor de Hamelín.

Fue pareja de un torero de cuyo nombre no quiere acordarse, conocido por saltar a alberos de tercera regional abonados de sostenes y bragas a finales de los 90. Hoy es la ex novia, la esposa, la comentarista más polémica, la embajadora del conejo, la copresentadora y gallina de los huevos de oro de la televisión.

Se enfrenta cada día sin miedo a la condena del qué dirán, acercándonos sus penas, sus risas, sus temores, los sinsabores de su vida y sus éxitos. Su vida es el Gran Hermano más largo de la historia.

Desde su silla vespertina vomita sinceridad, amor y sencillez con su cultura de bata de andar por casa. Nadie puede pegarle un esparadrapo en la boca para que no diga lo que piensa. Hemos llegado a conocer incluso a qué partido votará en los próximos comicios: “al PP” porque "Zapatero lo único que ha hecho por mí o por mi familia ha sido dejar a dos hermanos míos en paro y bajar a mi madre la pensión", ha declarado Belén Esteban.

Es amiga de sus amigos, defensora a ultranza de los más desfavorecidos, el crisol que une a todas las clases sociales. Porque la Esteban es el río que va a dar al mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos y llegados, son iguales los que viven por sus manos y los ricos, como escribiría Jorge Manrique en Coplas a la muerte de su padre.

Muchos se preguntan el porqué de su transcendencia, del aluvión de estudios sociológicos  sobre su persona, del interés que genera todo lo que ocurre alrededor de una joven de clase humilde, una más del montón. Para eso no encuentro respuesta.

Sin embargo, estoy segura de que si le preguntáramos por sus propuestas para crear empleo, a pesar de su “escaso” graduado escolar, sí entendería su letra.



¿Qué opinión tenéis sobre Belén Esteban? ¿Será un fenómeno pasajero?